En iCrossing tenemos oficinas en diferentes partes del mundo. Para muchas empresas es normal, y para muchas agencias digitales es parte de un “estandarte” el contar con diferentes ubicaciones. Para mí es más complejo que eso: ¿cómo realmente liberar el potencial de equipos diversos, con culturas diversas y con usos-costumbres diferentes?
Parece sencillo, pero el día a día nos brinda múltiples barreras: de entrada, la distancia parece un impedimento natural, ya que al no estar conviviendo codo con codo con las personas es difícil conocer los gustos, aficiones, modos, y hasta humor de la otra persona. La diferencia de zona horaria es claramente otra limitante: hay momentos en el año que cuando un mexicano sale a comer, mientras el brasileño ya está saliendo del trabajo.
¿Cómo he hecho para sentirme cómoda trabajando con equipos a distancia?
- Hablar me parece fundamental. Es cierto que el correo nos puede hacer más eficientes, que Slack nos permite tener una herramienta colaborativa, o que Ning y Yammer, etc. He usado bastantes herramientas de comunicación y por alguna extraña razón aún no descubro una mejor alternativa a tomarme -no digo que siempre- el tiempo de conectar por voz (Skype, teléfono) y hablar, preguntar sobre el ánimo, el clima, alguna burrada. No debe ser la conversación más interesante del planeta, pero alguna que te permita identificar a la persona que hay detrás. Lo que me lleva al siguiente punto…
- Yo en el zapato del otro. Cuando estamos trabajando, generalmente buscamos la solución práctica al entregable o el pedido puntual que nos ocupa; sin embargo, hay veces que es bueno recordar qué pasa en la cabeza del otro. Para un colega de otra cultura puede ser un buen gesto que se tomen las precauciones para respetar los días festivos en común, para saber cómo organizarse para que la diferencia de horarios no afecte, sino resulte a favor. Yo a eso le llamo ponerse, de vez en vez, en los zapatos del otro. Además de ganar trabajo colaborativo, he tenido la fortuna de generar grandes amigos y aprecios a lo largo del mundo.
- Los detalles nunca sobran. Una vez mandé un entregable a última hora de un viernes en México (con todo el esfuerzo de mucho trabajo extra en días previos para llegar al deadline) y recibí el domingo en la mañana un gran reclamo desde Corea porque la había mandado el sábado. Claramente cuando acordamos el deadline, yo dije viernes al final del día, muy tarde, y el interlocutor estaba de acuerdo; lo que no sabía es que él pensaba en su propio horario. Ahora, aunque estemos en el mismo país, prefiero precisar, de sobra, y llegar a acuerdos comunes antes que a frustraciones comunes (debo confesar que la siguiente vez que el mismo personaje me pidió un entregable con tiempo apretado, tuve que decirle que no llegaba al deadline en hora coreana).
- ¿Está gritando o así habla? No sé si pase con todos los países, pero en los “arquetipos” de mexicano muchas veces se nos cataloga como “sentidos” o “mírame y no me toques” que significa algo así como ser muy susceptible ante las situaciones, razón por la cual es posible que haya cosas que se malentiendan. Dicho lo anterior, les comparto algo me ha pasado en varias ocasiones hablando con personas de otras nacionalidades: el “suponer” de mi parte que levantan la voz, cuando en realidad es una manera de hablar. Si a las conversaciones entre personas de diferentes nacionalidades pudiéramos quitarle ciertos juicios previos, tal vez caeríamos en preguntas muy sencillas que evitarían grandes malos entendidos: ¿estás molesto? ¿quieres que lo hablemos después? En mi caso, estas conversaciones se han tornado simplemente en sonrisas en donde la gente me explica que estaba algo apasionada, o que sí se estaba calentando, pero no se daba cuenta. Al final, lo que dejaría como lección es el hecho de atreverse a preguntar… capaz que nos sorprendemos.
Bien, son muchas las experiencias (creo que no acabaría) que puede dejar el trabajar a distancia. Debo aclarar que siempre conocer a alguien en persona es algo que rompe muchas barreras, pero no siempre es posible (he trabajado con clientes a distancia por años a quienes no conozco físicamente, pero con quienes tengo una muy buena relación laboral).
Como Managing Director de esta agencia en México, me encantaría que los equipos pudieran conocerse en persona, que la suma de talentos a distancia nos permita ganar-ganar. Los viajes corporativos pasan mucho menos de lo que quisiéramos, sin embargo, no me queda más que impulsar a los equipos puedan conocerse entre ellos, trabajar en conjunto, colaborar y así, entre individuos, haya un espacio de aprendizaje que nos permita siempre liberar nuestro potencial. Muchos problemas organizacionales se solucionarían si me hicieran caso cuando les digo una simple palabra: “hablen”.